El acero al carbono es acero, pero no puro, ya que es más propenso a la oxidación y la herrumbre debido a la ausencia de otros elementos de aleación. Cuanto mayor es el contenido de acero al carbono, mayor es su dureza y mayor su resistencia, que es relativamente menor en plasticidad. Suele utilizarse en piezas metálicas que requieren resistencia, dureza y resistencia al desgaste, como herramientas de corte, cables de acero, alambres de piano, muelles y herramientas de corte. Tras su transformación, las piezas suelen necesitar un tratamiento posterior y templado. Cuanto mayor sea el contenido de carbono del acero, mayor será su dureza, resistencia y resistencia al desgaste tras el tratamiento térmico. El acero al carbono se divide en acero con alto contenido de carbono, acero con contenido medio de carbono y acero con bajo contenido de carbono, cada uno de los cuales se divide a su vez en dos tipos; según sus características, el acero con alto contenido de carbono es duro y quebradizo, mientras que el acero con bajo contenido de carbono es blando y dúctil.